WASHINGTON DC.- Después de que
varios latinos han sufrido incidentes racistas motivados por hablar español en
público, algunos hispanos se debaten entre el temor a utilizar su idioma
materno en público y la reivindicación de la lengua como un elemento esencial
de su identidad.
El último incidente ocurrido en
Nueva York, en el que el abogado Aaron Schlossberg, amenazó con llamar a ICE
porque dos empleados del restaurante Fresh
Kitchen estaban hablando español con algunos clientes, han encendido las
alarmas de los defensores de los inmigrantes, al considerar que los casos de acoso
y de racismo están aumentando en los Estados Unidos.
Otro caso similar se dio hace casi
un año, el 20 de mayo de 2017, cuando el inmigrante Héctor Torres estaba
haciendo tiempo en el aeropuerto de Reno, Nevada, cuando decidió llamar a su
madre. Mientras charlaba con ella en español, un hombre se le aproximó y lo
agredió verbalmente.
"Aprende a hablar inglés, jodido,
vivimos en los Estados Unidos", le gritó repetidamente el hombre en un
incidente de unos 15 minutos de duración.
El hombre también llamó al
inmigrante 'spic', término peyorativo para referirse a los hispanos.
Torres relató en esa ocasión que
trató de mantener la calma: grabó el incidente con su celular y lo publicó en
sus redes sociales, donde se viralizó rápidamente.
En cuestión de horas, su historia estaba
en los medios nacionales.
El hispano manifestó que “fue una
experiencia triste, ya que ese tipo de casos sucede ahora a menudo.
Tras esos incidentes, muchos
hispanos prefieren esconderse y hablar bajito, producto del miedo.
De acuerdo con los defensores de
los inmigrantes, es completamente legal hablar español (o cualquier otro
idioma) en público en los Estados Unidos, ya que la Constitución lo permite.
En los Estados Unidos se hablan más
de 350 idiomas y viven más de 40 millones de hispanohablantes, cifra que supera
ya la de España y Colombia y que está solo por debajo de México, de acuerdo con
el último censo que se llevó a cabo en el país.
Según el informe, los casos de
racismo han aumentado en los últimos meses, y no solamente hacia los
inmigrantes indocumentados, sino de hispanos que tienen su residencia legal o
ya son ciudadanos de los Estados Unidos.
Hace ocho meses, Patricia Cabrera,
una inmigrante mexicana de 42 años que trabaja como costurera en Eureka,
California, estaba haciendo la compra en un supermercado local y hablando con
sus hijos cuando un señor se volteó y les dijo molesto: "Están en América
y aquí en América se habla en inglés, no el español".
Lo mismo le sucedió a la inmigrante
Angelina Cid, también costurera y de origen guatemalteco, de 55 años. Este caso
ocurrió en una clínica veterinaria de El Bronx, en Nueva York. Llevó a su gato
enfermo y cuando no supo comunicarse con el trabajador que la atendió, el
empleado reaccionó de forma agresiva y despectiva.
Angelina llamó a su hija Glenda
para que la ayudara y esta contactó por teléfono para aclarar qué le había
sucedido a su madre. Pero no encontró una disculpa por parte del empleado:
"Me dijo un montón de barbaridades racistas", relató con tono triste
Glenda.
Todos estos casos de racismo
parecen tener algo en común y es la frase: “This
is America, speak in English” (esto es América, habla inglés).
Esas son palabras que los atacantes
dirigen a las víctimas asumiendo que está mal hablar otro idioma en el territorio
estadounidense.
Cuando el presidente Donald Trump se
encontraba en la campaña presidencial, criticó a Jeb Bush por hablar en
"mexicano" cuando dijo: “debería dar el ejemplo de hablar inglés mientras
esté en Estados Unidos”.
De acuerdo con Brian Levin,
director del Centro para el estudio del odio y del extremismo de la Universidad
Estatal de California, el español puede ser, efectivamente, una señal que llame
la atención y que ayude a los agresores a identificar a los hispanos.
Por su parte, Ryan Lenz,
investigador del proyecto de inteligencia de Southern Poverty Law Center (SPLC), una organización que monitorea
los incidentes y grupos de odio en los Estados Unidos, señala que el rechazo al
español ha estado tradicionalmente imbricado de forma íntima con los grupos de
odio antiinmigrante.
Lenz agregó que “el español excita
al extremismo, que es un movimiento con raíces en los valores de Europa occidental,
con lo cual, el lenguaje debería ser el inglés”.
Tras los incidentes racistas que
han ocurrido contra los inmigrantes por hablar español salta la pregunta ¿Hay
que ocultar la lengua o reivindicarla?
Tras el aumento del sentimiento
antiinmigrante y un incremento en los crímenes e incidentes de odio, muchos
hispanos comienzan a mostrar reticencias para hablar español en público,
mientras que otros reivindican su derecho a emplear su idioma con más
determinación que nunca. Los expertos recomiendan vencer el temor de hablar la
lengua castellana en público.
Una de las víctimas de racismo,
declaró que quiere seguir hablando español a sus hijos para que sean bilingües
y tengan más oportunidades de éxito en los Estados Unidos.
La madre declaró que “les he hecho
saber que ellos deben considerarse afortunados por saber dos lenguas. Son niños
bilingües y pueden destacarse hablando español e inglés, eso los hace ser
diferentes, pero no menos ante los demás”.
muy bueno.
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